“Buscamos transformar el turismo en un poderoso motor de bienestar social económico y ambiental para las comunidades locales en el mundo”. Esta es la carta de presentación de Smartrip, empresa de viajes fundada por Juan Luis Crespo hace una década, un emprendimiento que en su momento causó extrañeza en el sector. ¿La razón? Su foco principal era la sustentabilidad.
“Nos miraron como una cosa rara, también con un poco de escepticismo. Algo así de dónde está la trampa”, cuenta quien fuera entre 2010 a 2013 gerente general de FEDETUR. Sin embargo, hoy la visión que se tiene hacia la sustentabilidad es distinta, ya que cada vez más hay datos que demuestran que el turismo sostenible hoy es una necesidad para la industria.
Según la última encuesta de Booking.com, un 73% de los viajeros en el mundo quiere quedarse en un alojamiento sostenible, mientras que un 68% quiere vivir experiencias auténticas y representativas de la cultura local, algo sumamente importante en la sustentabilidad. Esto porque entender el turismo sostenible va más allá del medio ambiente.
“El cuidado del medio ambiente es solo una de las patitas, pero el turismo sostenible abarca mucho más. Está todo lo que es la parte socioeconómica, cómo impacta el turismo a las economías locales, al empleo que puede generar; y también la cadena de valor que crea al incorporar a los micro emprendedores locales en la ecuación”, explica el fundador de Smartip.
Un ejemplo que pone Crespo para graficar la importancia de la sustentabilidad en el turismo es el modelo de negocio que suelen tener las grandes cadenas hoteleras tipo resort. Esto es lo que se busca no hacer.
Según explica, estos recintos tienen todos los servicios en su interior, por lo que el turista no tiene incentivos para salir del lugar ni conocer la cultura local; muchas veces emplea a personas que no son de la localidad; y, al ser una empresa extranjera, el capital no queda en el país.
En esa línea, la sustentabilidad ha demostrado no solo ser un modelo con un impacto positivo en términos sociales, sino que también en lo económico para las empresas que se atreven a innovar, tanto porque el modelo permite mantener el capital dentro del país, así como un mayor interés por este tipo de servicios.
“En la medida que la demanda -los turistas- buscan empresas sostenibles, más empresas van a tener que transformarse. Puede que las generaciones anteriores, los boomers, no les interese tanto el tema, pero los millennials (personas entre 20 y 40 años, aproximadamente) tienen el chip completamente incorporado” -agrega Crespo- “Si las empresas no se suben a este carro, se van a quedar sin clientes”.
El rol con las comunidades
Smartrip fue creada en 2012 por Juan Luis Crespo, quien hasta ese entonces se había desempeñado en áreas del turismo tanto en el sector público como en el privado. Esto, entre otros, le permitió crear un modelo de negocios que permitiera fomentar el turismo junto a las comunidades buscando minimizar las dificultades que implica el financiamiento a microemprendimientos locales.
El modelo utilizado por la empresa chilena -la que hoy cuenta con Certificado B- entrega el 20% de sus ingresos netos para proyectos locales a través de la Fundación Smartrip. Esta estrategia le ha generado recibir diversos reconocimientos, incluyendo el premio en la categoría “Beneficio económico local”, en la última edición de la feria de turismo World Travel Market Latinoamérica, uno de los más importantes del turismo.
Pero el camino no ha sido fácil, ya que las comunidades locales, al igual que el mundo empresarial, también vieron con escepticismo el proyecto de Smartrip. “Me pasó en San Pedro de Atacama. Cuando llegamos, nos dijeron no queremos ni a hoteles ni a mineras. Ahí la pega es generar confianzas, que nos conozcan y que sepan que esto no es un lavado de imagen, que de verdad queremos el desarrollo de la localidad. Y, en ese sentido, ha sido super positivo”.
“Los hoteles, además, valoran el trabajo de las comunidades locales y están dispuestos a pagar por él”, agrega Crespo, aunque aclara que, si bien el beneficio económico “siempre es bueno, lo que hemos aprendido es que, muchas veces, lo que más se valora en nuestros proyectos es la confianza que ganan las personas”.
En lo personal, el fundador de Smartip, asegura que este proyecto le ha generado una ganancia mayor a la económica: “el retorno es invaluable. Obviamente, uno no puede cambiar el mundo, pero estas cositas, hacen la diferencia. Y eso lo pueden hacer todos, incluso desde el turismo”, concluye.
Fuente: Tradenews.Chile.Travel