Tierra del Fuego, la isla más grande de Sudamérica, espera silenciosa al final del continente, rica de historias que abrazan una línea de tiempo imaginaria desde el Holoceno con vestigios de poblamiento temprano de cazadores recolectores, avanzando a los tiempos modernos representados por los pioneros, hombres ávidos de riquezas.
Conocida es la leyenda urbana de los inmigrantes que al divisar el horizonte en un día despejado observaban el cielo en llamas, imagen que hasta nuestros días cautiva al visitante. Sus primeros habitantes, los Selk’nam la llamaron Karukinka, que significa Nuestra Tierra.
El turismo convencional en Tierra del Fuego está marcado por un cruce por el día, llegando a Porvenir, la plaza Selk’nam, el museo y luego el Parque Pingüino Rey. Sin embargo, hay una oferta nueva muy atractiva que se llama Parque Estromatolitos, una laguna natural habilitada con la infraestructura adecuada para ser visitada, y donde es posible conocer la vida de las cianobacterias, el primer ser vivo del mundo y que se encuentra solamente en 11 partes del planeta (Chile tiene cinco).
“Junto al Gobierno Regional nos encontramos realizando diversas acciones en Tierra del Fuego con la finalidad de difundir y posicionar de manera responsable este destino emergente, el que tiene un tremendo potencial en materia de turismo de intereses especiales, conservación de paisajes y ecosistemas, destacando la importancia de su flora, fauna, paisajes y relevando la cultura e identidad local”, señala Natalia Narbona Ramírez, directora regional (S) de Sernatur Magallanes y Antártica Chilena.
En los últimos años, el turismo de intereses especiales ha cobrado mucha relevancia en Magallanes, ya que apunta a un público específico que busca experiencias diversas y exclusivas.
“La pesca deportiva es un nicho muy potente en Tierra del Fuego, sobre todo en Río Grande que nace en el Parque Karukinka. También tenemos el turismo científico, con los Bloques Erráticos (fragmentos de granito) que están instalados en Bahía Inútil, donde se calcula que existen alrededor de mil bloques, con algunos de hasta 16 metros cuadrados. Otro atractivo imperdible son las visitas a los glaciares en la Cordillera Darwin y, por supuesto, las opciones para kayak, montañismo o trekking”, dice Marcelo Noria, Ejecutor del Nodo Tierra del Fuego e Investigador de la Unidad Turismo de la Universidad de Magallanes.
Recorriendo Tierra del Fuego
Bahía Inútil, denominación adquirida en la época de los navegantes que buscaban nuevos puertos, es el lugar de nidificación del Pingüino Rey, alguna vez parte de la cadena alimenticia de los Selk’nam. Continuando el recorrido por Tierra del Fuego, se llega al sector de Russfin, visitando la draga aurífera, una mole de hierro traída desde Inglaterra en el año 1904, declarada Monumento Nacional el año 1976.
Siguiendo con el viaje hasta alcanzar los bosques de la parte sur de la Isla, se llega al lugar sagrado para los Selk’nam, el lago Kami, bautizado como “Lago Fagnano”.
“El sur de Tierra del Fuego tiene mucho que ofrecer en turismo de intereses especiales: existen ríos y lagos para pesca deportiva, trekking para descubrir nuevas montañas o navegaciones para disfrutar los atractivos del Seno Almirantazgo, tales como las colonias de elefantes marinos, albatros de ceja negra, foca leopardo y fiordos como Parry y Aonsworth”, asegura Yenny Oyarzo, presidenta de la Cámara Turismo Timaukel en Tierra del Fuego.
Parque Karukinka
Karukinka es un lugar único en el mundo que ofrece la oportunidad de trabajar concretamente en el desarrollo de la conservación de paisajes y costas de Tierra del Fuego y Patagonia, mirando hacia el mundo y contribuyendo al cuidado general de la vida silvestre. Para esto, se diseñaron estrategias que permitan enfrentar las amenazas de ecosistemas, implementando acciones concretas de conservación y restauración ecológica. Es un laboratorio natural que ofrece espacios para convivir con la naturaleza, estudiarla, aprender de ella, actuar para cuidarla y también inspirar a otros a ser parte de estas tareas.
En Karukinka, los cielos son un paraíso para bandurrias, cisnes de cuello negro, carpinteros negros (los más grandes de Sudamérica), cachañas, churrines, viuditas, cormoranes, albatros de ceja negra o cóndores. Sus costas están habitadas por huillines, focas leopardo, toninas, lobos marinos y elefantes marinos del sur. Coigües magallánicos, canelos, lengas, ciruelillos, ñirres, frutillas silvestres, plantas carnívoras y otras 415 plantas vasculares son parte del frondoso paisaje vegetal por donde circulan zorros culpeos, tuco-tucos y guanacos
“En la parte sur de Tierra del Fuego puedes vivir un turismo de baja escala y de bajo impacto. Si bien, la evolución turística ha sido lenta, es como debe ser y es lo que queremos para que no haya mucha intervención. Todos los que hacemos turismo en la zona pretendemos mantener Tierra del Fuego como está, prístina, con conservación de la naturaleza. Además, nosotros como custodios del Parque Karukinka, que es el territorio ancestral del pueblo Selk’nam, tenemos un compromiso muy profundo y que va más allá del turismo”, señala Melissa Carmody directora del Parque Karukinka.
Pueblo Selk’nam
El pueblo Selk’nam, también conocido como Ona, estaba compuesto por cazadores-recolectores llegados a la isla varios milenios antes de Cristo. A pesar de las difíciles condiciones que imponía el clima y de la escasez relativa de recursos naturales existentes en la isla, la sociedad Selk’nam desarrolló un complejo sistema de creencias y ritos religiosos que admiraron a los viajeros europeos que visitaron la isla. La sociedad Selk’nam estaba organizada en linajes o unidades de parentesco que habitaban territorios comunes de caza y recolección, denominados haruwen.
“Como representante del Pueblo Selk’nam puedo dar fe de toda la buena disposición que como comunidad Covadonga Ona tenemos para dialogar, y compartir saberes, a fin de que nuestro pueblo y cultura se conozca de forma respetuosa”, asegura Hema’ny Molina, miembro de la Comunidad Indígena Covadonga Ona, presidente de la Corporación Selk’nam Chile y directora de Investigación y Cuidado Ambiental de la Fundación Hach Saye.
En ese sentido, la Fundación Hach Saye que trabaja para fortalecer y desarrollar la cultura del Pueblo Selk’nam en Tierra del Fuego, ya tiene un trabajo colaborativo con la Municipalidad de Timaukel, a fin de que el Pueblo Selk’nam se involucre en los procesos y se pueda conocer su historia y cultura”, afirma Hema’ny Molina.
Así es Tierra del Fuego: misteriosa pero atrayente, majestuosa y a la vez seductora. En definitiva, una experiencia natural, cultural y mística que por lo menos una vez en la vida, hay que vivir.
Fuente: Tradenews.Chile.Travel