Este sábado 6 de abril el reloj se retrasará sesenta minutos, a las 23:59 horas, marcando el comienzo del horario de invierno en la mayor parte de nuestro país (se exceptúa la Región de Magallanes y Antártica Chilena). Este cambio no solo afectará la rutina diaria de las personas, sino que también podría tener impactos beneficiosos para la salud mental.
El doctor John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV) y experto en ritmos biológicos de la Universidad de Valparaíso, expresó que este cambio de hora es positivo, ya que nos ofrecerá una hora extra de sueño y despertar de forma natural con la salida del sol, prescindiendo del uso de despertadores.
“Este cambio de hora, lo que yo llamo el ‘cambio de hora bueno’, nos brindará una hora adicional de sueño y hará que el sol salga más temprano para nosotros. Actualmente (previo al cambio de hora), el sol se eleva alrededor de las 08:00 horas, pero a partir de este sábado, las 08:00 de hoy serán las anteriores 07:00 horas. Esto significa que si una persona se despierta naturalmente a las ocho hoy, el lunes se despertará a las siete de la mañana».
Ewer agregó que «esto contribuye a despertarnos ‘más despiertos’. Por lo tanto, en general, el horario de invierno es preferible al horario de verano, ya que el sol aparece más temprano. Es importante mencionar que el sol es la fuente de luz más potente a la que estamos expuestos y juega un papel crucial en nuestra hora de despertar. Es relevante destacar que en todo el mundo, los países que aún realizan cambios de horario están considerando la eliminación de estos cambios para mantener el horario de invierno de manera permanente”.
Siguiendo las palabras del investigador, este nuevo ajuste del huso horario nos coloca bajo la luz del sol en las horas más importantes del día, un factor clave según nuevas investigaciones.
“Recientemente se ha publicado un estudio masivo que involucró a 87 mil pacientes, el cual analizó la relación entre la exposición a la luz durante la mañana y la noche, y la incidencia de diversos trastornos mentales serios. El estudio reveló una estrecha relación entre la exposición a la luz y la salud mental, demostrando que una mayor luz diurna puede reducir el riesgo de depresión y psicosis, mientras que la exposición nocturna puede aumentarlo”, aseguró Ewer.
El doctor John Ewer afirmó, además, que en el estudio “quienes fueron expuestos a altos niveles de luz durante la noche experimentaron un aumento del 30 por ciento en el riesgo de depresión, mientras que los que estuvieron expuestos a altos niveles de luz durante el día redujeron su riesgo de depresión en un 20 por ciento”.
En esa línea se observaron patrones similares en la incidencia de autolesiones, psicosis, trastorno bipolar, ansiedad generalizada y estrés postraumático.
Asimismo, la investigación señala que “estos hallazgos sugieren que regular la exposición a la luz, evitándola durante la noche y buscándola durante el día, podría ser un método eficaz y no farmacológico para mitigar los trastornos mentales graves”.
Este estudio fue dirigido por el profesor asociado Sean Cain de la Facultad de Ciencias Psicológicas de Monash y el Instituto Turner para la Salud Cerebral y Mental de Melbourne, en Australia, y publicado en la revista Nature Mental Health.