Aunque hoy se conmemora el Día de la Cocina Chilena, el ánimo en la industria gastronómica no está para festejos. Y la razón es evidente: hace más de un año que la industria está prácticamente paralizada por orden de la autoridad debido a las restricciones impuestas para enfrentar la pandemia. Esto ha provocado que cientos de locales a lo largo del territorio nacional hayan tenido que cerrar definitivamente sus puertas, y muchos otros, están al límite de correr el mismo derrotero; a lo que se suma la destrucción del 50% de los empleos que generaba el sector, y las deudas que continúan acumulando los restaurantes que se mantienen en pie.
El panorama es absolutamente desolador, afirman desde la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga). “Este es un día muy especial para el rubro, porque se pone en valor las tradiciones de la cocina chilena, que son parte de nuestra historia, cultura, costumbres, raíces, y que en cierta medida han contribuido a forjar nuestra identidad como Nación. Un valor patrimonial que se ha construido a lo largo del tiempo, y que debido a los efectos de la pandemia, se está perdiendo de manera acelerada”, asegura Máximo Picallo, presidente de Achiga.
El representante gremial señala que en todo este tiempo se ha puesto el foco en las pérdidas directas y tangibles del sector, como los perjuicios económicos que afectan a la industria, pero que se le ha dado poca relevancia a la acelerada pérdida de valor patrimonial que significa el cierre de cientos de restaurantes en todo el país.
“Cuando se cierra un restaurante, no sólo significa el cierre de ese local en términos de infraestructura, sino que también la pérdida de su historia de vida, del tejido social que se genera en torno a estos establecimientos, y del conocimiento adquirido por sus trabajadores a lo largo del tiempo. Es un perjuicio invaluable que no se puede volver a recuperar”, enfatiza Picallo.
Particularmente sensible ha sido la bajada de cortina de locales emblemáticos y de una larga tradición culinaria, como el Cinzano y el Bar la Playa, ubicados en el casco histórico de Valparaíso, que es patrimonio de la humanidad, y que tenían más de un siglo de existencia. Lo mismo ocurre con diversos restaurantes, de distintos tamaños y trayectoria, que son parte de un largo listado de locales que no resistieron al impacto provocado por la pandemia.
“En este día que conmemoramos nuestra riqueza culinaria y la importancia que tiene para el país, reiteramos el urgente llamado al gobierno a rescatar el valor patrimonial de la gastronomía, y agotar todos los esfuerzos para evitar que la industria se termine de desplomar, como en la práctica está ocurriendo”, puntualiza el presidente de Achiga.
Picallo advierte que ante las nuevas restricciones que mantienen a gran parte de Chile en cuarentena, el riesgo de que el sector gastronómico se termine de hundir, son muy altas, y que por lo mismo, el Ejecutivo debe desplegar ahora medidas de rescate que impidan el cierre total de la industria.
Las medidas solicitadas por el rubro son, la suspensión o subsidio para pago de imposiciones; suspensión de pago de patentes y permisos municipales, que ya han sido pagados por un año, cuando no ha podido funcionar con normalidad; subsidio para gastos de arrendamiento, implementación de protocolos y gastos en general. Que instrumentos entregados por Corfo y/o Sercotec operen con más recursos y alcance; suspensión de pagos de IVA a pagar en 24 meses; aumento del periodo de gracia para créditos FOGAPE Covid-19 y créditos ajustados al sector, ya que se están pagando créditos cuando existen zonas del país que no han podido funcionar; programa de apoyo real de retención del empleo, que llegue a más empresas y de forma fácil; rebaja de pago de IVA a fin de promover reactivación de la demanda; y adaptabilidad laboral especial para la gastronomía, con adecuación de normas de domingos.