Por primera vez en la historia del Teatro Municipal de Santiago una chilena dirigirá la Orquesta Filarmónica de Santiago. Se trata de la flamante batuta chilena y actual directora titular de la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal, Alejandra Urrutia, quien tras pasar una extensa temporada en Europa como directora asistente del maestro Iván Fischer junto a la Orquesta del Festival de Budapest y debutar con la Orquesta Sinfónica Biel Solothurn en Suiza, desembarcará en el Teatro para ofrecer el concierto “Ellas y El Aranjuez” el 19, 22 y 23 de marzo, en el marco del mes de la mujer.
La Filarmónica de Santiago ya había sido dirigida por mujeres, pero esta es la primera vez que una directora nacional asume el rol, con un concierto que además estrenará obras de dos compositoras en proceso de revalorización: La Sinfonía n.º 3 en Do menor de Florence Price, quien fue primera compositora afroamericana en ser programada por una orquesta principal de Estados Unidos, la Sinfónica de Chicago; y la Obertura n.º 2 en Mi bemol mayor, op. 24, de Louise Farrenc, compositora francesa formada con A. Reicha en el Conservatorio de París y una de las primeras, junto a H. Berlioz y F. Mendelssohn, en escribir oberturas de conciertos como formato de música absoluta.
El programa se completa con el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, uno de los más famosos del repertorio guitarrístico, el cual tendrá como solista a Luis Orlandini.
“En las artes hay lugares donde las mujeres han sido respaldadas por su calidad y trayectoria, proporcionándoles el espacio adecuado para desarrollarse, pero en general no ha sido así en materia de creación musical para orquesta y en materia de dirección orquestal. La maestra Alejandra Urrutia es una de los referentes musicales del momento y es muy significativo para nosotros que esté dirigiendo a la orquesta Filarmónica de Santiago en este concierto con sello femenino”, señaló Carmen Gloria Larenas, directora general del Teatro Municipal de Santiago.
“Para mí es un gran honor dirigir la Orquesta Filarmónica de Santiago. Me parece esencial e importante incluir a compositoras mujeres, sobre todo en estos tiempos. Se trata de mujeres que probablemente no fueron visibles en su época y ahora tenemos la oportunidad de conocerlas. Siento que acercarlas al público es esencial y parte de mi misión como directora mujer”, señaló por su parte Alejandra Urrutia.
Recientemente premiada con el Premio Especial del Only Stage International Conducting Competition en Inglaterra y el Galardón Mahler de la sociedad de mismo nombre en México, Alejandra Urrutia posee una destacada trayectoria nacional e internacional, además de una profunda vocación por formar nuevas generaciones de artistas. Adicional a su rol como directora titular de la Orquesta de Cámara del Municipal de Santiago, se desempeña como directora artística y musical del Festival y Academia Internacional de Música Portillo y del Gran Concierto por la Hermandad, así como directora residente de la Orquesta de las Américas. Su formación, por otro lado, la realizó en la Academia Americana de Dirección en Aspen y la Universidad de Michigan en Estados Unidos.
Compositoras de la sombra a la luz
Formada en piano, órgano y composición en el Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra, Estados Unidos, la compositora afroamericana Florence Price (1887-1953) enfrentó desde temprano la segregación racial, que a su vez la motivó a integrar colectivos de músicos de raza negra e inspiró su trabajo, donde hizo dialogar el lenguaje musical moderno de la tradición europeo-occidental con influencias de músicas afrodescendientes como el spiritual, góspel, minstrelsy y jazz. De las cuatro sinfonías que compuso, fue precisamente la Sinfonía n.º 3 en Do menor —presentada por primera vez en 1940 en el Instituto de las Artes de Detroit— la más personal, original y desinhibida, recibiendo el reconocimiento de celebridades como Eleanor Roosevelt. Sin embargo, al poco tiempo de su estreno cayó en el olvido, siendo finalmente reestrenada en 2001.
La compositora francesa Louise Farrenc (1804-1875), en tanto, constituyó una excepción a la regla, pues gozó de considerable reconocimiento durante su vida. Estudió piano y posteriormente composición junto a diversos profesores, entre ellos A. Reicha, con quien se formó en el Conservatorio de París. Del repertorio de salón y las miniaturas para piano, que eran consideradas más femeninas, Farrenc traspasó los límites con música instrumental a gran escala, entre la que se encuentra su Obertura n.º 2 en Mi bemol mayor, op. 24. Estrenada en 1840 en la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París, obra que destaca por su cuidada factura, utilización de la forma y tratamiento de la orquestación.
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Crédito fotografía: Patricio Melo