“Mollfun: territorio de agua y muerte”, es una obra de danza contemporánea, performance e instalación lumínica, dirigida por el bailarín y coreógrafo Ricardo Curaqueo Curiche, que cierra la trilogía sobre cuerpo y memoria mapuche, iniciada con las obras “Malen” (2017) y “Weichafe” (2019).
Mollfüñ en mapuzungun refiere a la sangre, en un sentido orgánico, simbólico y político. Corresponde al agua esencial del cuerpo, un territorio líquido donde habita la vida y la muerte.
Su director, Ricardo Curaqueo, comenta sobre el origen de la obra: “No es la obra original que tenía planificada para cerrar esta trilogía creativa. El año pasado falleció la intérprete Vanessa Curihuinca Coche, que había estado con nosotros desde Malen. Entonces se nos hizo necesario hablar de la muerte y del espacio de reconciliación con ella. Y también de la sangre, un espacio que habita al mismo tiempo la vida y la muerte. En parte la obra está dedicada a ella, está muy presente en la coreografía ese acto de celebrar a los muertos, como lo hacemos los indígenas y las primeras naciones”.
Así como la sangre es el fluido corporal esencial, del mismo modo, el agua se presenta hoy como un espacio en disputa. La obra aborda una mirada hacia la crisis de los ecosistemas que dan vida a las sociedades y sus territorios, siendo la crisis del agua lo que hoy define el curso futuro de la humanidad. ¿Cómo el uso, explotación y contaminación de las aguas ha intervenido en los modos de ser y existir del cuerpo? Es una de las preguntas que los nueve intérpretes responderán con sus cuerpos, voz y texto.
Para la dramaturgia Karen Carreño, “a diferencia de Malen y Weichafe, que eran obras sumamente biográficas, aquí el punto es muy claro: estamos habitando la muerte, la caída de un todo, de un sistema de respirar, de vivir, de convivir. La idea es proponer cómo coexistimos nuevamente en este territorio y en este momento profundo de cambios. Ya no es plantear la belleza solamente, sino también poner en escena lo que estamos viviendo hoy”.
La obra busca ser parte de un relato sobre el futuro, que exprese la urgencia de mirar hacia el territorio y sus recursos, los pueblos originarios y sus expresiones simbólicas y las diversas identidades que en ellas habita:
“Siempre hay una relación con el territorio, en las tres obras. Busco cada vez más apelar a la universalidad, que la obra se entienda aquí y en cualquier parte del mundo. En muchos territorios tenemos finalmente los mismos problemas», afirma Curaqueo.
Agrega que «el texto es mucho más concreto, se relevan las expresiones dancísticas de los territorios, aquellos que se vinculan con los elementos de la naturaleza. La danza es eso esencialmente, la imitación de los pájaros, el movimiento de los árboles, los ciclos lunares o las estaciones del año. No es tan poética como las demás, es mucho más explícita”.
Mollfun se estrena en junio y coincide con el Wüñol tripantü, año nuevo mapuche, un gran momento para sus creadores para hacer esta coronación de esta trilogía creativa. Además, presenta otro hito importante: “Nuestra líder, la lonco papay Elsa Quinchaleo vuelve también a subir a escena para coronar este cierre de trilogía. A sus 79 años está en su punto máximo de entrega a la vida, haciendo una resistencia fraterna con las reivindicaciones lingüísticas y medioambientales. Incluso en la obra ella lleva una danza y eso es muy bonito, la veremos bailar”, finaliza Curaqueo.
11 de junio al 3 de julio
Jueves y sábados: 20 horas. Domingos: 19 horas. Sala A2
$6.000 Gral., $5.000 personas mayores, $4.000 estudiantes
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Dirección: Ricardo Curaqueo Curiche | Asistente de dirección y dramaturgista: Karen Carreño Rivera | Intérpretes: María Paz Silva Romero, Belén Álvarez Belmar, Danitza Segura Licanqueo, Nathalie Moris Caniulef, Javier Muñoz Jiménez, César Cisternas Valdés, Rodrigo Jorquera Márquez, Carolina Bravo, Elsa Quinchaleo Avendaño | Diseño de iluminación y escenografía: Francisco Herrera | Diseño sonoro y música electrónica: Joaquín Montecinos | Diseño de vestuario: Natalia Morales | Producción: Alessandra Massardo | Asistente de ensayo: Javier Muñoz | Asistente de proceso creativo: Rosa Jiménez.
Fotos Patricio Melo-GAM