Por Gustavo Aizen
Gerente General Hotel Intercontinental, Santiago

 

 

 

 

 

El Foro Económico Mundial publicó hace algunos días su Índice de Competitividad de Viajes y Turismo 2017, indicador que mide una serie de factores y políticas que facilitan el desarrollo sostenible del sector turístico de un país. El ranking, que se publica cada dos años, señala que Chile se ubica en el puesto 48 de un total de 136 naciones evaluadas y en el quinto puesto de América Latina, superando a países como Argentina y Perú.

El salto de competitividad del país en materia turística es un logro que implica grandes beneficios para la comunidad en su conjunto, y este panorama positivo no es un mero golpe de suerte.

Los reconocimientos para el país en materia turística se suceden desde hace un tiempo. En el mes de julio, la prestigiosa revista Business Destinations eligió a Santiago como el mejor destino para hacer turismo negocios en Sudamérica. Considerando que este nicho, de acuerdo con Sernatur, representa el 17,5% de las llegadas de extranjeros a Chile, aportando con un 28,7% en la entrada de divisas totales por concepto de turismo, se abre así una oportunidad de oro para el rubro hotelero local que debemos saber aprovechar al máximo.

Además, en 2016, Chile ganó el premio World Travel Awards, conocidos como los “Oscar del Turismo”, y se coronó como mejor destino de turismo aventura de Sudamérica, superando a países como Argentina, Brasil o Colombia. Una vez más, el mercado de alojamientos y pymes hoteleras se enfrenta a una chance insuperable para disfrutar de un crecimiento sostenido, aprovechando el envión de turistas extranjeros que querrán conocer la enorme gama de actividades de turismo aventura que se ofrece desde Arica a Punta Arenas. Su aporte a las economías regionales, que dependen del turismo, también sería considerable.

Las distinciones internacionales son un importante estímulo que potencian las perspectivas favorables para el turismo receptivo, con casi 4,5 millones de turistas que visitaron Chile en 2016, y más de US$2.408 millones en ganancias para las arcas locales.

Sin embargo, aún quedan desafíos a superar. El sector del turismo continúa teniendo un impacto menor en la economía chilena, representando tan sólo el 3,4% del PIB nacional. Para que el sector hotelero nacional prospere aprovechando el envión de este “viento de cola”, es imprescindible anclar el fuerte impacto de estos reconocimientos internacionales con una inversión estatal estratégica y sostenida en el tiempo, que sea capaz de convertir a Chile en potencia regional en turismo receptivo.