Sumando nuevas variables de trabajo, tales como el estado del tiempo –relacionado directamente con la visibilidad a la hora de hacer un conteo de fauna-, los horarios y una mayor cobertura territorial, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) logró mejores resultados en uno de los conteos ya tradicionales de las especies protegidas, como fue el del suri o ñandú de la puna (Rhea pennata tarapacensis) del presente año, llegándose a contar 599 ejemplares, mientras que el año pasado la cifra había sido de 256 individuos
Así lo dio a conocer CONAF Región de Arica y Parinacota, tras sacar el informe respectivo de la jornada efectuada en abril, el que da cuenta que los puntos de monitoreo para hacer observación directa de la especie, aumentaron de 68 a 79 respecto del año anterior. Geográficamente el recuento cubrió tres sectores dentro de la Reserva de Biosfera Lauca, y sumó zonas adyacentes de las comunas de General Lagos y Camarones.
“Cada año vamos evaluando la actividad e incorporando mejoras para el siguiente período, y en este sentido se evalúan los aspectos ecológicos claves para lograr un conteo efectivo en el hábitat de preferencia de la especie” indicó Esteban Zúñiga, encargado de biodiversidad en la oficina regional.
Héctor Peñaranda, director regional de CONAF Arica y Parinacota, subrayó en tanto que “con esta especie tenemos gran responsabilidad, pues somos la secretaría técnica del Plan de Conservación del Suri. Más aún, si consideramos que su estado de conservación es vulnerable, ya que anteriormente se le consideraba insuficientemente conocida en atención a que su distribución es más bien marginal para Chile”.
Esta subespecie presente en la Región de Arica y Parinacota está geográficamente muy desconectada de su pariente sureño o ñandú del sur (Rhea pennata pennata), el que se encuentra presente en Aysén y Magallanes, y la patagonia argentina. Una tercera subespecie habita en Perú, Bolivia y Argentina (Rhea pennata garleppi).
En este monitoreo, con el aumento de los puntos de avistamiento, la consideración de los mejores horarios y la visibilidad que permitió el tiempo reinante, dieron como resultado la cifra de 563 suris en los 79 puntos establecidos de monitoreo, más otros 36 logrados entre los trayectos hacia los diferentes puntos fijos de avistamiento, totalizando así 599 suris o ñandú de la puna observados directamente por los guardaparques. El año anterior el conteo directo arrojó un total de 256 individuos.
Otro logro del presente año fue la detección por edades, cuyo detalle indica un 68% de adultos (408), un 29% de juveniles (173) y un 3% de pollos (18). Para esta diferenciación, la experiencia de los guardaparques es clave, ya que además del tamaño, los pollos se reconocen por su plumaje amarillo cremoso con bandas longitudinales café; los juveniles en tanto presentan plumaje uniforme de color café grisáceo sin manchas blancas y los adultos ya muestran además del color café en cuello y espalda, y gris el resto del cuerpo, las manchas blancas típicas de sus costados y la base del cuello.
Otro aspecto que resaltaron los especialistas de CONAF, es que desde que la Corporación impulsó un mayor trabajo con el suri, la protección de los nidos fue un punto de relevancia a considerar en los patrullajes de los guardaparques. Aún persiste, aunque muy acotada, la pérdida de huevos, lo que representa una de las amenazas a la conservación de la especie. Los cambios de tenencia de la tierra o la forma de uso de ésta también inciden en la sobrevivencia de esta ave que no vuela, pero que corre a velocidades de hasta 60 km/hora. Así lo demuestra el resultado en uno de los puntos de monitoreo que este año exhibía cercos perimetrales en un bofedal del sector y que, comparativamente, arrojó la presencia de sólo un suri, en comparación a siete que se avistaron el 2017 en el mismo sitio.
En todo caso CONAF destaca los mejores resultados de la campaña 2018 y entre sus conclusiones está el compartir con la academia y los especialistas esta información de primera mano para profundizar los análisis. A la vez incorpora el tema en proyectos paralelos, como el de manejo sustentable de la tierra, que tiene una componente integrativa con la biodiversidad, todo en pro de mantener las poblaciones de esta especie, peculiar entre las aves, ya que sólo posee tres dedos en sus patas, es polígama y el macho empolla los huevos.