La industria del turismo ha pasado de la expectación a la molestia, y de la molestia a la exasperación. El motivo: el Gobierno continúa sin establecer un plazo y definiciones concretas para la apertura de fronteras a turistas extranjeros, lo que mantiene a importantes destinos y subsectores del rubro muy deprimidos al no tener demanda para funcionar.

Reapertura de fronteras

“Estamos ad portas de iniciar una nueva temporada alta, y seguimos con la incertidumbre de saber si podremos recibir turistas extranjeros, que para algunos destinos es clave, ya que representan gran parte de los ingresos que obtienen en el año», reclama Fedetur.

Es el caso de aerolíneas, tour operadores y alojamientos turísticos de lugares que reciben un gran volumen de visitantes extranjeros, que temen iniciar una nueva temporada alta sin recibir turistas internacionales, con un enorme impacto económico y social para esas zonas, entre ellas, Magallanes, Aysén, San Pedro de Atacama y la Región Metropolitana.

“El turismo receptivo representaba al año (previo al estallido y la pandemia) una parte importante del turismo nacional en cuanto a aporte a la economía, permitiendo ingresos por US$ 3.000 millones. Hoy, por cada día que Chile mantiene las fronteras cerradas a los extranjeros, el país y el rubro pierden US$ 8 millones”, asegura Ricardo Margulis, presidente de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur).

El personero agrega que “estamos ad portas de iniciar una nueva temporada alta, y seguimos con la incertidumbre de saber si podremos recibir turistas extranjeros, que para algunos destinos es clave, ya que representan gran parte de los ingresos que obtienen en el año. Seguimos sin comprender por qué la autoridad sólo permite la salida de personas del país (y su posterior regreso), pero no el acceso a visitantes internacionales. A esta altura, consideramos que se debe a una decisión política más que sanitaria, ya que todas las cifras de la pandemia indican que no existe razón para mantener la restricción, menos cuando la industria ha demostrado que tiene protocolos de alta estándar para garantizar la seguridad sanitaria de los turistas”.

En Fedetur señalan que el cierre de fronteras, a su vez, afecta el posicionamiento y competitividad frente a tour operadores internacionales, turismo de negocios y ferias, que están optando por otros destinos ante el cierre de fronteras en Chile.

La angustia en regiones

Ricardo Margulis, presidente de Fedetur

Ricardo Margulis, presidente de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur).

Aysén y Magallanes son regiones que poseen los mejores indicadores a nivel nacional respecto del control de la pandemia. Pese a ello, siguen imposibilitadas de abrir sus destinos a visitantes internacionales. Este es un gran dolor de cabeza para la actividad turística local, ya que gran parte del rubro en esas zonas, se nutre mayoritariamente del turismo receptivo, tanto de los que llegan por vía aérea, como en cruceros.

“Mientras muchos sectores del país se están pudiendo reactivar, acá en Magallanes el turismo sigue detenido por orden de la autoridad, lo que nos ha transformado en una verdadera zona de sacrificio, con un gran impacto social para toda la región”, puntualiza Paola Milosevic, presidenta de la Asociación Magallánica de Empresas de Turismo (AustroChile).

Por su parte, la representante del turismo en Aysén, María Cristina Reyes, presidenta de la Cámara de Turismo de Coyhaique, indica que “muchas personas en la región dependen directa e indirectamente del turismo, especialmente de los visitantes extranjeros, por lo que la apertura de fronteras es fundamental para un gran número de empresas, como pequeños lodges, guías, boteros, gauchos que ofrecen cabalgatas y asados patagones, que de lo contrario, no tendrán cómo mantenerse”.

En Fedetur, la inquietud no es tan sólo por la falta de definición en la apertura de fronteras, sino que también les preocupa las condiciones en las que el Gobierno definirá esa apertura, ya que para la industria no servirá de nada si es que se mantiene la obligación de realizar una cuarentena de 7 días. “Para el sector turismo, tan importante como la apertura es que el ingreso se permita con el esquema de vacunación completo y un examen PCR 72 horas antes, pero sin cuarentenas obligatorias, porque de lo contrario, la reapertura no servirá de nada”, enfatiza Ricardo Margulis.

En el turismo también resienten las excepciones que permite el Gobierno en relación a esta industria, y ahí mencionan casos como las condiciones en que se autoriza ingresar a Chile, por ejemplo, a deportistas de alto rendimiento o determinadas autoridades, a quienes se les da la opción de hacer un aislamiento mucho menor.

Además, cuestionan que no se permite llegar a destino final por vía aérea (vuelos de tránsito), sino que sólo a través de transporte terrestre, y que no exista homologación de programa de vacunación para pasajeros extranjeros, y sólo sea para chilenos y extranjeros residentes, en un proceso que está demorando varios días.

En el sector, esperan que esta semana haya noticias sobre la reapertura a turistas extranjeros, a partir del anuncio que hizo hace unos días la subsecretaria Paula Daza, de que “pronto” habría novedades.