Chile es uno de los productores de vino más destacados del mundo. Sus valles, el clima y la esencia de nuestra tierra nos proporciona un ambiente propicio para ser uno de los mejores. Si a todo esto le agregamos nuestra delicada gastronomía, la experiencia se vuelve un sueño.

En esta nota te invitamos a hacer un maridaje de vinos y comidas chilenas, y te recomendaremos los mejores platos para acompañar. Un verdadero recorrido turístico, para disfrutar desde casa hasta cuando #NosVolvamosAEncontrar.

Según el enólogo Fabian Gallardo, “Cualquier vino puede acompañarse de cualquier comida”. Aquí te presentamos una propuesta tradicional.

Para comenzar: El aperitivo con Cinsault

Comenzamos con algo fresco y ligero. Que no nos quite el hambre, pero que nos abra el camino para un plato más contundente. Este acercamiento se realiza con el desconocido Cinsault, cuyo frescor nos deleita el paladar con mediana acidez.

En el Valle de Itata y Maule se han especializado en la cepa Cinsault, originaria del sur de Francia, llegando a Chile aproximadamente en 1940. En general este vino tiene poco color pero con un intenso olor a frutas.

Carne con Cabernet Sauvignon

Llegó el momento de la verdad: qué mejor que una rica carne, sabrosa (tres cuartos o a punto) con verduras salteadas para el plato de fondo. Siempre hemos sabido que el Cabernet Sauvignon es el vino elegido para esta ocasión.

Elegante, robusto y fiel compañero que nos permite digerir mejor las carnes y todas aquellas preparaciones contundentes. El Cabernet Sauvignon es la cepa más plantada en Chile, por lo que la podemos encontrar casi en todos los valles de la zona central de nuestro país, especialmente en Aconcagua y Maipo.

Un maridaje de vino nunca es tan real como cuando lo hacemos con un Cabernet Sauvignon.

¿Qué te parece el lomo liso acompañado de un Malbec?

Supongamos que prefieres un almuerzo más liviano… La propuesta es un lomo liso acompañado con una pequeña porción de pastelera.

El Malbec resalta su sabor en conjunto con esta preparación, un plato más ligero que un trozo de carne. Se dice que esta cepa de vino es tradicional de Argentina, pero en Chile se da algo particular de nuestra geografía: país angosto donde la cordillera y la costa aportan naturalmente una acidez natural, convirtiéndolos en vinos más dulces y frescos que el país vecino.

Esta cepa la encontramos en el Valle de Colchagua y de Curicó, pero también se han comercializado vinos muy reconocidos en la Región del Biobío, que cuenta con las vides de Malbec más antiguas de nuestro país.

¿Qué te parece este maridaje de vino con esta preparación?

Pastel del Choclo: ¿Merlot o Carménère?

Un pato tradicional de nuestro país (y de norte a sur) es el famoso pastel de choclo. Un plato que nunca falta en la mesa chilena, que puedes acompañar de un elegante Merlot o con un Carménère.

De color rojo y azul, esta cepa de Merlot es originaria de Francia, específicamente de Burdeos. Es una de las más conocidas y se caracteriza por su suavidad con poca astringencia. Algunos usan el Merlot para acompañar carnes blancas y distintos tipos de quesos.

Merlot y Carménère puedes encontrar en el Valle de Elqui, Aconcagua, Casablanca, San Antonio, Colchagua y Curicó; casi en la totalidad de la zona central.

El aromático Pinot Noir con atún a la plancha

Aquí te presentamos un plato más sofisticado, acompañado de un vino de intenso olor a frutas como lo es el Pinot Noir. Esta cepa se caracteriza por su sabor a berries como frutillas, frambuesas, cerezas, guindas y ciruelas rojas.

Se encuentra principalmente en los valles costeros de la zona central como Leyda y Casablanca por las condiciones climáticas y la fertilidad del suelo. Sin embargo, también se da en el Valle de Colchagua, Biobío y en el Valle de Limarí, en la Región de Coquimbo.

El Pinot Noir funciona muy bien con diferentes platos con productos del mar, por ejemplo con un atún a la plancha, pero puede ser con cualquier pescado.

Syrah para la tradicional empanada

¿Sabías que hace algunos años el Syrah fue la cepa más plantada en Chile? Su origen es en Medio Oriente y luego se consolidó al sur de Francia con una reputación elegante y sobria.

Esta variedad se puede encontrar en el Valle de Colchagua y en valles costeros cercanos a Cartagena, en la Región de Valparaíso. Este tipo de Syrah se ve sometido al frío costero, dando como resultado un vino de bastante acidez con un intenso sabor a frutas.

En los valles centrales como Maipo y Cachapoal, también se da esta cepa, aunque con un sabor más estructurado que los mencionados anteriormente.

Si bien el Syrah tiene un sabor peculiar, acompaña a cualquier comida y muchos lo usan como “comodín” para cualquier preparación.

En esta nota, elegimos la tradicional empanada chilena, solo para darle un ensamblaje más criollo ¡y un maridaje de vinos a lo chileno!

¡Gracias Chile y “Salud”!

Sólo para terminar, dedicamos estas palabras para agradecer. ¿Qué país dispone de tantos sabores como el nuestro?

¡Gracias Chile porque nos haces viajar a través de un maridaje de vinos y comidas chilenas!

¡Salud!

Fuente: Sernatur – Chile es Tuyo