Con varios récords a su haber finalizó la XI Conferencia Abierta del Comité Científico para la Investigación Antártica (SCAR, por su sigla en inglés), realizada en Pucón y Punta Arenas.
La reunión es de por sí impresionante: todas las disciplinas involucradas en el conocimiento antártico convergen, cada dos años, en algún lugar del planeta para compartir sus avances y prospectar las rutas siguientes. Es un encuentro masivo, nunca inferior a los 800 participantes. En Chile, se superó los 1.500, la más grande de la historia.
Las conferencias previas (presenciales) habían sido, en su mayoría, en ciudades que con dificultad relacionaríamos con el Continente Blanco: Bremen (Alemania), Hobart (Australia), San Petersburgo (Rusia), Buenos Aires (Argentina), Portland (Estados Unidos), Auckland (Nueva Zelandia), Kuala Lumpur (Malasia) y Davos (Suiza). La Antártica importa al mundo entero, por eso no nos debería extrañar esta lista de sedes.
Un volcán de blanco
Pucón resultó una buena opción al quedar descartado Punta Arenas, primera opción lógica, por razones que incluían la capacidad de salas grandes funcionando en paralelo, con hasta 11 sesiones paralelas.
La hermosa ciudad precordillerana de la Araucanía, en efecto, se inserta en un ambiente natural que recrea por todos lados la Antártica verde de hace millones de años. Es más, Pucón está en el mismo rango latitudinal de otras puertas de entrada al Continente Blanco como Christchurch (Nueva Zelandia) y Hobart (Australia), y considerablemente más al sur que Ciudad del Cabo (Sudáfrica).
La alerta amarilla de erupción del volcán Villarrica y la extensa corona de nieve que tiene en esta época del año, no hacían más que sobrecoger y recordarnos que, sin importar el sitio en el que estemos, es la naturaleza quien manda.
Un país antártico
Solo 14 de los 82 proyectos del Programa Nacional de Ciencia Antártica (17 %) son ejecutados por instituciones radicadas en Magallanes. Todo el resto se hace en Puerto Montt, Temuco, Valdivia, Concepción, Santiago, Valparaíso, La Serena, y otras ciudades que alcanzan por el norte hasta Antofagasta.
Esto refleja que en las principales ciudades de Chile hay investigadoras e investigadores que durante todo el año realizan ciencia antártica. Para con ellas y ellos era la responsabilidad del Instituto Antártico Chileno (INACH) al conseguir la sede de esta Conferencia Abierta, deseando hacerla en Punta Arenas, pero no siendo posible esto, debía elegir una ciudad que resulte significativa, como Pucón.
Chile no podía darse el lujo de dejar pasar esta oportunidad, porque estas no se vuelven a presentar. La Conferencia Abierta suele ser una reunión cara, con inscripciones que cuestan varios cientos de dólares y se suele realizar en ciudades caras, como se ha indicado más arriba. La próxima será en Oslo, Noruega.
La de Pucón ha sido la Conferencia presencial más barata en inscripción (solo USD 100 para estudiantes) y con opciones de alojamiento muchísimo más a la mano que en Portland o Kuala Lumpur. Resultado: 445 inscritos de Chile y 250 del resto de Sudamérica. En la última conferencia presencial en Davos el grupo chileno no superó las 40 personas.
Con esto, el objetivo del INACH de poner en contacto a la comunidad científica nacional con lo mejor de la ciencia polar mundial, y viceversa, se cumplía con creces y su impacto se sentirá por mucho tiempo.
Demasiada información valiosa
Son tantas las actividades en paralelo que esta Conferencia resulta inabarcable para una persona. Fueron 4 conferencias plenarias, 4 minisimposios, 28 workshops, numerosos business meetings y 50 sesiones con más de cinco charlas cada una.
Los temas podían ser tan variados como la estabilidad de los hielos antárticos y el ascenso del nivel del mar, tecnologías emergentes y su aplicación en altas latitudes, el uso de energías renovables no convencionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la gobernanza antártica nacional e internacional, la educación en ciencia polar, cómo diseñar gráficos científicos atractivos, las teleconexiones y las investigaciones circumpolares, el cambio climático y la respuesta de los sistemas físicos y biológicos, el próximo Año Polar Internacional 2032-2033, la gripe aviar y su expansión, la inteligencia artificial en la investigación polar y un larguísimo etcétera.
No debe ser fácil pararse frente a 1.500 personas, la mayoría con una fuerte formación académica y con mucha experiencia en terreno y en procesamiento de datos o muestras en el laboratorio. Las cuatro conferencias plenarias estuvieron a cargo de jóvenes, una tónica de este encuentro: el 48 % de las y los asistentes tenía menos de 35 años.
Sally Lau (Australia) no hace mucho terminó su doctorado y ya está frente a tal audiencia, iniciando los fuegos. Presentó un uso novedoso de la genética de los invertebrados que viven en el fondo del mar para comprender cómo fue el colapso del hielo de Antártica occidental en los últimos varios millones de años, particularmente durante los varios períodos interglaciales del pasado, con temperaturas similares a las actuales.
¿Contar una vida a través de la arquitectura? Victoria Nuviala (Argentina) hizo una biografía de la Antártica a través del tipo de construcciones que se han sucedido en el tiempo. Si fuese una persona, ¿en qué etapa está la Antártica?, le preguntamos a Nuviala: “Estamos alrededor de los cuarenta, como en una revisión de lo que hemos hecho hasta el momento y un poco tímidos con las decisiones que tomamos”.
La biografía arquitectónica presentada por Nuviala da con una oscura paradoja: quienes menos impacto tuvieron en el medioambiente en términos constructivos –los loberos de comienzos del siglo XIX– fueron los más despiadados en términos ecológicos. Por otro lado, la generación actual, la más consciente en términos medioambientales, sigue usando tipos de construcciones con una fuerte intervención de largo plazo del entorno donde se erigen las bases.
Mathieu Casado (Francia), el tercer conferencista principal, también describió la validez para utilizar los isótopos estables de hidrógeno y oxígeno contenidos en testigos de hielo milenarios como paleotermómetro tradicional y su utilidad para reconstruir otras variables medioambientales como el balance de masa superficial del hielo continental antártico.
Casado destacó la necesidad de aumentar el monitoreo continuo del clima polar, y señaló que actualmente existen alrededor de 27 estaciones meteorológicas que cubren más de 50 años en toda la Antártica. Esto se acopla con la red de sensores del cambio climático que Chile está desplegando en el Continente Blanco, en un esfuerzo conjunto entre el INACH, la Dirección Meteorológica de Chile y el Centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas, y que ya tiene funcionando 13 estaciones de un total planificado de 21.
Acoso sexual y violencia en el trabajo en Antártica
La cuarta conferencia, la de Meredith Nash (Australia), terminó con uno de los momentos más emotivos de la reunión al ser aplaudida de pie por varios minutos, reconocimiento que solo se repetiría tras las palabras de Gary Wilson al recibir la medalla SCAR en nombre de Craig Cary, ecólogo estadounidense recientemente fallecido que trabajó por muchos años en el Programa Antártico de Nueva Zelandia.
Nash hizo un recuento de su propia trayectoria estudiando temas de género y acoso sexual en la comunidad antártica, y mostró cómo el #MeTooAntarctica ha cambiado el trabajo en terreno.
El reconocido “Informe Nash” (2022) fue encargado por la División Antártica Australiana para mejorar el enfoque de la diversidad, la equidad y la inclusión, aceptando todas las recomendaciones hechas por Nash y gatillando el más profundo cambio cultural en la historia de este programa.
Según ella, “para hacer cambios reales debemos aceptar que algunos encontrarán la ciencia antártica mucho menos cómoda en el proceso de hacerla habitable para otros y otras”, Todas estas conferencias pueden ser vistas en el canal de YouTube del INACH (@comunicacionesinach).
Uniendo esfuerzos en un ambiente extremo
Uno de los temas que surgió continuamente en esta XI Conferencia Abierta de SCAR fue la necesidad de la colaboración internacional para abordar los desafíos que enfrenta la ciencia polar en términos de costos, capacidades logísticas y enfoques multidisciplinarios.
Peter Convey (Reino Unido), uno de los más respetados ecólogos terrestres en la comunidad polar y uno de los investigadores antárticos más productivos, realizó una estimulante charla sobre “La colaboración frente a la geopolítica y los conflictos actuales”. Mencionó, desde su punto de vista, las tensiones geopolíticas que están afectando al Sistema del Tratado Antártico y su efecto en el ámbito científico, siendo la guerra entre Rusia y Ucrania solo una de ellas.
Convey piensa que la ciencia y la diplomacia científica siguen siendo caminos válidos para evitar las barreras que a veces impone la política de alto nivel y enfatiza la necesidad de que las y los científicos “comprendan los sistemas en los que trabajamos.”
Recomendó que las y los investigadores, especialmente los más jóvenes, mantengan contactos personales y vínculos profesionales, al mismo tiempo que el compromiso y vínculos institucionales son los que permiten interacciones de largo plazo. Finalmente, Convey confesó: “mi carrera se ha fundado en una amplia colaboración internacional, multicultural e inclusiva y, a pesar de todos los desafíos que enfrentamos hoy, lo volvería a hacer.”
Chile y Magallanes presentes
Nuestro país no solo fue un buen anfitrión, sino que el encuentro sirvió para mostrar los principales avances de un programa que ha crecido exponencialmente en los últimos veinte años en número de proyectos y de publicaciones científicas.
Iniciativas como la red de sensores del cambio climático, la de Áreas Marinas Protegidas, el Centro IDEAL y el Instituto Milenio BASE, las exploraciones aéreas del Centro de Estudios Científicos de Valdivia y la Armada de Chile para estudiar la estabilidad de los hielos antárticos, junto a muchísimas investigadoras e investigadores del Programa Nacional de Ciencia Antártica, poblaron las sesiones, talleres y simposios con excelentes presentaciones sobre el estado del ecosistema polar, el cambio climático, la adaptación del ecosistema, las ciencias de la Tierra, la biotecnología, las huellas humanas en la Antártica, las ciencias sociales, humanidades y las artes.
También hubo actividades abiertas a la comunidad tanto en Pucón como en Punta Arenas como exhibición de documentales, muestra de artesanías con inspiración antártica, actividades con colegios, presentaciones de libros, etc. En el trabajo con artesanas y artesanos fue vital la colaboración con Sercotec de ambas regiones.
A la Conferencia Abierta en Pucón siguió la muy influyente Reunión de Delegados en Punta Arenas, donde se toman decisiones tan claves como la votación del nuevo presidente de SCAR por los próximos años, habiendo sido elegido el Dr. Gary Wilson de Nueva Zelandia, más dos nuevos vicepresidentes de SCAR, que se suman al Dr. Marcelo Leppe de Chile que fue elegido hace 2 años, o qué programas de investigación terminan y cuáles se inician.
Marcelo Leppe, presidente del comité organizador de esta Conferencia Abierta, comenta que “poca gente sabe que el próximo año se realizará en Punta Arenas otra de las reuniones antárticas más masivas y que también es primera vez que se hace en Latinoamérica: el XIV Simposio Internacional sobre Ciencias de la Tierra en la Antártica (ISAES). Además, hemos recibido comentarios muy positivos por todo lo que hemos organizado en estas dos semanas.”
Para Gino Casassa, director de INACH, “esta ha sido una Conferencia muy, muy exitosa, que tiene dos capítulos: el primero en Pucón, donde se reunieron más de 1.000 personas de más de 50 países y, sobre todo, mucha juventud, muchas mujeres, muchos temas, y ahora con la Reunión de Delegados aquí en Punta Arenas releva la ciencia antártica a nivel mundial, el rol de Antártica en el planeta y el efecto del cambio climático, pero también el rol de Chile como uno de los países miembro del Sistema del Tratado Antártico y como uno de los ejes de nuestra Política Antártica Nacional.”
Los organizadores, el SCAR y el INACH, pueden estar más que contentos con el resultado y con el gigantesco estímulo que este encuentro envía a toda la comunidad antártica mundial. Esto no hubiese sido posible con el apoyo recibido desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y desde centros de investigación como el Instituto Milenio BASE y la Universidad de La Frontera, entre muchos otros. También cabe destacar la presencia del sector privado, donde destacó el apoyo de APAL (Antarctic Punta Arenas Logistics), presente tanto en Pucón como en Punta Arenas.
Fue, literalmente, una re-unión, una reconexión personal de centenares de espíritus que han hecho de la Antártica algo más que un lugar de trabajo, para transformarlo en un territorio que cumple el mandato que le ha sido consagrado: paz, ciencia, colaboración internacional y protección de este ambiente prístino que es el Continente Blanco.