Por Rafael Torres A.
Gestor Cultural
Director del Museo Baburizza
Cuando uno piensa en un destino turístico, probablemente el imaginario nos lleve a la postal de la playa de aguas turquesas, arena blanca y palmeras, escena idílica por cierto que se nos ha impuesto, más bien propia del Caribe o de otras latitudes, pero lejana a nuestra geografía. Si bien hay que reconocer que el gran Valparaíso tiene grandes atributos naturales, no cuenta precisamente con los mencionados previamente. Sin embargo, nuestras ciudades, ofrecen la oportunidad de vivir una experiencia. Y es justamente ello lo que hoy en día la gente en general más valora a la hora de realizar un viaje, vivir una experiencia, y ojalá que sea inolvidable. Sentir su viaje como una oportunidad de conocer un destino, entender su historia, geografía, paisaje urbano y especialmente sentirse parte de ella.
Nuestra capital regional es un destino turístico, de los denominados de intereses específicos, en concreto, turismo cultural. Es una ciudad con historia fecunda; con una conformación geográfica y urbana muy especial; tiene una multiculturalidad en sus habitantes, que sin duda le aportan un sello único; tiene una oferta de diversión, gastronomía, hotelería y esparcimiento, de gran consideración. Todos estos aspectos reunidos en un solo lugar, son la condición necesaria para vivir una experiencia.
Desde antes de ser declarada “Patrimonio de la Humanidad”, Valparaíso venía generando interés en viajeros, que querían conocer esta ciudad no fundada, andar en ascensor y trolley, conocer algún vestigio de la vieja y mítica bohemia, o simplemente conocer esta ciudad inspiradora de tantos artistas de diferentes disciplinas.
Con la nominación de sitio del patrimonio mundial, sumada a la declaratoria de capital cultural del país, Valparaíso ha ido posicionándose en la escena del turismo cultural, generando que cada vez sean más los turistas, que de distintas partes del país y también del mundo, vengan a conocerla y a vivir una experiencia.
A lo anterior, se suma el tremendo complemento que representan las ciudades vecinas como Viña del Mar, capital turística de Chile y Concón, capital gastronómica, ambas con sus atributos y condiciones, son un inmejorable plus, a la hora de ofertar nuestro destino.
Hoy, cuando la industria del turismo representa un importante actor de la economía local, debemos entre todos fortalecer la cadena de buenas prácticas, que sigan estimulando a viajeros de todo el mundo, a venir a pasar unos días en nuestras ciudades. Lo anterior no es responsabilidad exclusiva de los organismos públicos, ni privados, sino de toda la comunidad, que es anfitriona de cada uno de los cientos de miles de visitantes que cada año recibimos.
Somos un territorio fecundo de y para la cultura, somos una ciudad para pensar, para la ciencia, el debate, la palabra, la música, para vivir experiencias positivas. Somos la mejor presentación de Chile en el extranjero y de ello nos tenemos que hacer responsables, así podremos seguir fortaleciendo esta condición especial de ciudad de turismo cultural.